No podemos vivir el inicio de año sin tratar de disfrutar el maravilloso encuentro con las ballenas jorobadas en Cayo Levantado, Samaná. Este regalo de la naturaleza debe ser aprovechado justamente en los meses de apareamiento de las ballenas, quienes llegan desde mediados de diciembre o quizás antes, y empiezan a partir al finalizar el mes de abril. Algunas esperan aquí la primavera, cuando empieza a ceder el frio del invierno.
El intenso azul del mar Atlántico se viste de gala, para dar alberge en un clima templado y un lugar tranquilo, que son el inicio de “ciclo de vida”: apareamiento, procreación, protección de la cría. Hablamos de gigantescos cetáceos, amorosos y familiares, recorren cada invierno miles de kilómetros en un viaje cuya ruta parece haber sido transmitida de generación en generación. Esta migración, una de las más grandes del mundo en su especie, parte desde Noruega, Islandia, Groenlandia, Canadá y Estados Unidos hasta este “acogedor territorio”, de la provincia de Samaná, donde las puede avistar en los meses antes señalados.
La llegada de estas ballenas, cuyo nombre científico es “megaptera novaeangliae”, a las costas de República Dominicana nos cuenta una historia de amor, perseverancia y supervivencia: estos cetáceos, que viven en las lejanas y frías aguas del Norte, vienen al extenso Santuario de mamíferos marinos del Banco de la Plata, Banco de Navidad y la Bahía de Samaná, que les brinda sus 33,000 kilómetros para realizar sus ritos a sus anchas. Aquí, usted puede ser testigo de un espectáculo sin igual: los machos saltan, tratando de llamar la atención de la hembra, les “cantan”, las enamoran entre juguetones y románticos, hasta que ellas aceptan y aparean.
Otras vienen a parir sus crías, (lejos de las heladas aguas de otros continentes), las amamantan y esperan a que se fortalezcan lo suficiente para resistir el viaje de regreso a su hogar que es la ternura y protección, lo mismo que tratamos de brindar nosotros a nuestros recién nacidos. Aquí amantan a sus ballenatos y los acompañan en sus primeros “aletazos”, y eso es cada año desde no se sabe cuándo, pues oficialmente, fue en 1979, cuando un grupo de científicos que seguían la ruta de estos mamíferos notificaron los primeros avistamientos en la Bahía de Samaná.
Las ballenas jorobadas forman parte de las grandes ballenas. Miden una quincena de metros y pesan 40 toneladas por término medio.
Mamíferos marinos, respiran aire y, a tal efecto, suben regularmente a la superficie. Permanecen en apnea una veintena de minutos (en promedio), pero pueden permanecer bajo el agua hasta cuarenta minutos. Después del largo viaje que realizan y durante el cual no se alimentan, pasan una parte del invierno en nuestra región, todavía sin comer. Así van a perder el quinto de su peso.
¿Por qué vienen a dar a luz a sus pequeños por aquí? Simplemente, porque el ballenato, en su nacimiento, tiene una capa de grasa demasiado fina para soportar las aguas frías. Cuando nacen, miden entre 3,50 y 5 metros, y pesan una tonelada. Luego, para constituir entonces una capa grasienta protectora y adquirir bastantes fuerzas para seguir a sus madres por el viaje de vuelta, van a consumir, diariamente, alrededor de 200 litros de leche materna… ¡Esta leche es muy rica y muy nutritiva, el pequeño va a tomar 45 kilos al día! Es un verdadero placer y una gran emoción de ver a la madre jugando con su retoño. La ballena sólo tiene un único pequeño y esto, cada 2 años. La duración de gestación es de 11 a 12 meses. ¡Pues viene a dar a luz a su bebé al lugar donde lo concibió! Aunque sea raro, a veces sucede que algunas se acoplan durante la misma temporada que el parto.
En cuanto a los machos, con el fin de seducir a las hembras, cantan y hacen saltos fuera del agua. ¡Las ballenas que tienen un oído muy desarrollado (su principal sentido) pueden oír el canto hasta 35 kilómetros! ¿Imagina cómo nos sentimos de saber que se comparte el espacio con cientos de ballenas que recorren las aguas? ¿Imagina tener el privilegio de ver sus saltos, sus coletazos, verlas sumergirse o escuchar el canto con que los machos atraen, y/o convencen a las hembras?
Las he observado muchas veces, y puedo atestiguar que nos crea una emoción inenarrable. Personalmente, he llevado a mi nieto quien ha disfrutado mucho, a pesar de cierto “mareíto”, sobre todo, a los que no toman algún tipo de precaución de medicamento para evitarlo o aquellos que no están acostumbrados a navegar. Esta es una experiencia que “hay que vivirla, para creerla”, y dependiendo de la sensibilidad de cada uno, es diferente…
Afortunadamente, la observación de las ballenas (whale-watching) está reglamentada. Por esto, y con el fin de seguir estas normas sobre el respeto de estos maravillosos animales, y también por razones de seguridad, hay que tomar o embarcarse con organismos reconocidos y que tienen las autorizaciones necesarias del Ministerio de Medio Ambiente. Además, hay que respetar las precauciones de acercarse a observarlas a determinados metros, y se debe tomar en consideración el horario de salida, siendo el ideal a más tardar las 9 de la mañana, siendo las condiciones de la mar horas más tarde muy movida. Sugiero, tomarse una pastillita de dramamine u otro medicamento con componentes para combatir la náusea y el mareo. También existe un Observatorio, promovido por los Ministerios de Medioambiente, de Turismo y el clúster turístico de dicha provincia, desde el cual se pueden apreciar las ballenas con binoculares. Esta es una opción para los que no desean embarcarse.
Finalmente, son muchas las operadoras turísticas con experiencia y excelente servicio, y he vivido la experiencia con diferentes empresas, aunque en esta aventura he tenido excelente servicio con Bahía Cruise, quienes organizan magnificas excursiones, normalmente en el mes de febrero, y quizás hasta principios de marzo. Varios operadores turísticos y los hoteles organizan las mismas, incluyendo confortable transporte, refrigerio, traslado marítimo (acompañados de agua y otras bebidas “no alcohólicas” a bordo), visita al Santuario, observación de ballenas, almuerzo buffet, instalaciones en la Isla Cayo Levantado, y asistencia de un staff profesional.
¡Que viva la aventura y el aprendizaje!
Victoria Curiel