Las pinturas recientes de Duba Cruz tienen la particular virtud de transformar en símbolos las emociones humanas. Estos elementos y símbolos se conjugan de manera dramática o sensual y habilitan al espectador para entrar en un mundo intimista, en el que a su vez giran, rotan y gravitan esferas, formas orgánicas y elementos vegetales. El torbellino atrapa al visitante y lo hace estar alerta ante posibles símbolos inesperados que se arrojarán dentro del campo visual desde cualquier ángulo. Al ver estas pinturas usted abriga la sensación de que ha recorrido una elipsis, de que junto con el pintor usted ha atravesado mundos íntimos y universos infinitos.
Por: Fernando Urena Rib
Maestro de las artes Visuales
(Fragmento del ensayo)