El comienzo del año está marcado por el maravilloso encuentro con las ballenas jorobadas en Cayo Levantado, Samaná. Este asombroso encuentro solo se puede aprovechar durante la temporada de apareamiento; las ballenas llegan desde mediados de diciembre, o quizás antes, hasta finales de abril. Algunos esperan la primavera aquí, que comienza el 21 de marzo, cuando el frío del invierno comienza a disminuir.
En la República Dominicana han llegado a tiempo y, el miércoles 15 de enero, comienza la observación de las ballenas jorobadas, una atracción natural que contribuye a la economía de las áreas costeras de Samaná, donde llega un gran número de turistas locales y extranjeros. Imagina que el año pasado, en 2019, las estadísticas de visitantes por persona que visitaron el Santuario de Mamíferos Marinos Banco de la Plata y Navidad ascendieron a 1,261 almas, según estadísticas ofrecidas por entidades oficiales como el Banco Central de la República Dominicana y el Ministerio de Medio Ambiente, entre otros.
Cada año, llegan a la costa norte de la República Dominicana cientos de ballenas que se aparean y dan a luz a sus crías en las cálidas aguas del intenso azul del Mar Atlántico, que les brindan refugio en el clima tropical templado, el comienzo de su ciclo de vida: apareamiento, procreación, protección de la cría. Son cetáceos gigantes, amorosos y unidos, recorren miles de kilómetros cada invierno en un viaje cuya ruta parece haber sido transmitida de generación en generación. Esta migración, una de las más grandes en el mundo de su tipo, parte desde Noruega, Islandia, Groenlandia, Canadá y los Estados Unidos hasta estas aguas extremadamente acogedoras de la provincia de Samaná, donde se pueden ver en los meses indicados anteriormente.
La llegada de estas ballenas, cuyo nombre científico es “megaptera novaeangliae”, a las costas de la República Dominicana nos cuenta una historia de amor, perseverancia y supervivencia: estos cetáceos, que viven en las distantes y frías aguas del norte, vienen al extenso Santuario de mamíferos marinos de Banco de la Plata, Banco de Navidad y la Bahía de Samaná, que les proporciona sus 33,000 kilómetros para realizar sus rituales con tranquilidad. Aquí, puedes presenciar un espectáculo como ningún otro: los machos saltan, tratando de llamar la atención de las hembras, les “cantan”, se enamoran entre coreografía y romance, hasta que son aceptados y se aparean.
Otros vienen a dar a luz a sus crías (lejos de las aguas heladas de otros continentes), las amamantan y esperan a que se fortalezcan lo suficiente para resistir el viaje de regreso a su hogar, esa es la misma ternura y protección que intentamos brindar a nuestros recién nacidos. Aquí aman a sus crías y las acompañan en sus primeros aleteos, y todo esto sucede cada año desde que los notamos por primera vez, oficialmente, en 1979, cuando un grupo de científicos que seguían la ruta de estos mamíferos notificó los primeros avistamientos en la Bahía de Samaná.
Las ballenas jorobadas son parte de las grandes ballenas. Miden alrededor de quince metros y pesan en promedio 40 toneladas.
Otras razones por las que vienen a dar a luz a sus pequeños por aquí. Simplemente, porque el ternero, al nacer, tiene una capa de grasa demasiado delgada para resistir el agua fría. Cuando nacen, miden entre 3.50 y 5 metros, y pesan una tonelada. Luego, para constituir una capa grasa protectora y adquirir suficiente fuerza para seguir a sus madres en el viaje de regreso, consumirán diariamente unos 200 litros de leche materna… Esta leche es muy rica y nutritiva, ¡los “pequeños” pueden aumentar hasta 45 kilos al día! Es un verdadero placer y muy emocionante ver a la madre jugar con su cría. La ballena solo puede tener una cría y esta, cada 2 años. La duración de la gestación es de 11 a 12 meses. Bueno, viene a dar a luz a su bebé justo donde fue concebido. Aunque es raro, a veces sucede que algunas se aparean durante la misma temporada que el parto.
En cuanto a los machos, para seducir a las hembras, cantan y realizan saltos fuera del agua. Las ballenas tienen un oído muy desarrollado (su principal sentido) y pueden escuchar el canto hasta a 35 kilómetros de distancia. Imagina cómo sería sentir que compartes el espacio con cientos de ballenas que recorren las aguas. Imagina tener el privilegio de ver sus saltos, sus latidos, observarlos sumergirse o escuchar los sonidos con los que los machos atraen y/o convencen a las hembras.
Los he observado muchas veces, y permíteme decirte que crea una emoción indescriptible. Personalmente, he llevado a mi nieto que las ha disfrutado mucho, a pesar de cierto mareo, que puede ocurrir especialmente a aquellos que no toman ninguna precaución para evitarlo o a aquellos que no están acostumbrados a navegar. Esta es una experiencia que “tienes que vivirla, para creerla”, y dependiendo de la sensibilidad de cada uno, es diferente…
Afortunadamente, la observación de ballenas está regulada. Por esta razón, y para seguir estas reglas sobre el respeto a estos maravillosos animales, y también por razones de seguridad, es necesario tomar o embarcar con proveedores reconocidos y que tengan las autorizaciones necesarias del Ministerio de Medio Ambiente. Además, se deben respetar las precauciones de acercarse para observarlas a ciertos metros, y se debe tener en cuenta el horario de salida, siendo lo ideal y el límite, a más tardar a las 9 de la mañana debido a las condiciones del mar y siendo las horas de la tarde más ocupadas. Sugiero tomar una pastilla de dramamine u otro medicamento con componentes para combatir la náusea y el mareo. También hay un observatorio, promovido por los Ministerios de Medio Ambiente, Turismo y el clúster turístico de esa provincia, desde el cual puedes ver las ballenas con binoculares. Esta es una opción para aquellos que no desean embarcarse.
Finalmente, hay muchos operadores turísticos con experiencia y excelente servicio, y he vivido la experiencia con diferentes compañías, aunque en esta aventura he tenido un excelente servicio con Cruise Bay, quienes organizan magníficas excursiones, generalmente durante el mes de febrero, y tal vez incluso a principios de marzo. Están organizadas, incluyendo transporte cómodo, refrigerio, traslado por mar (incluyendo agua y otras bebidas no alcohólicas a bordo), visita al Santuario, observación de ballenas, almuerzo buffet, instalaciones en la isla Cayo Levantado y asistencia de un personal profesional.
¡Vive la aventura!
Por Victoria Curiel