Fernando Báez Guerrero: “El poeta de la imagen” In memoriam

Hay artistas con mucho  duende que tan pronto uno le conoce se impacta por diferentes razones, en el caso de Fernando Báez Guerrero, su actitud, postura y formación de director de fotografía y de cine, así como de una creatividad difícil de multiplicar es el ejemplo de lo que quiero expresar. Un ser humano admirado por la sociedad, tanto por su forma de ser, de ver y vivir la vida, por sus dotes para enseñar y traspasar sus conocimientos, añado a este ser humano tan pronto se le conocía se sentía su humanismo, las huellas que marcaron a quienes le conocieron personalmente, o por qué no por sus trabajos, sus producciones, su nobleza.

Este artista que nos deja grandes huellas, siempre fue considerado un hombre de fe, entre otras razones, porque como aficionado al buceo y a la filmación de tomas submarina, tuvo hace años un episodio en el que por poco muere ahogado trabajando para un documental. Sus compañeros de embarcación relatan que pasaron más de 48 horas en el mar, se daban por muertos y entre las tres o cuatro personas cuya embarcación se hundió, siempre relataron que la fe y orar continuamente, amén de mantenerse en condición y dándoles a ellos ánimo lograron estar vivo, porque en ese momento, Fernando decía este plan Dios lo solucionará: Confíen en el Señor.

Este episodio bautiza la carrera como director de fotografía de Fernando Báez, quien se dio a conocer con el proyecto “La imagen Nacional” (1993).

Dicho  proyecto –auspiciado por una marca de cigarrillos- llevó al cineasta dominicano y su productora Unicornio Films a compilar por encima de 300 títulos de cortometrajes documentales sobre el tema ambiental en República Dominicana.

Aquello “impactó tanto a la audiencia dominicana, que mucha gente esperaba ver la nueva entrega que se cambiaba cuatro veces al mes”, comentó Báez durante el Conversatorio “Hecho en RD” en la Cinemateca Nacional realizado hace unos años.

Definitivamente estos documentales tuvieron mucho significado para Fernando Báez Mella e igual para nuestra historia audiovisual por estar “bañados de los colores, luces, formas y sonidos de nuestra hermosa isla”, ayudando muchísimo a dar a conocer mucho a esta nuestra isla, y por supuesto, con resultados inesperados para el turismo.

Todo proyecto de televisión de los años 70 en adelante, tuvieron el toque de este gran realizador que fue Fernando, y grandes intelectuales dominicanos han opinado sobre la entrega y calidad, obviamente, la pasión con la que él trabajaba.

Con frecuencia se le critica al cine de factura local su escasa relación con la literatura dominicana o con temas históricos, existiendo todas las facilidades que la Ley de Cine provee a los directores; sin embargo Fernando Báez, dio el paso, y tuvo el atrevimiento de dirigir el excelente film titulado “Flor de Azúcar” en el año 2016. Su opera prima basada en el cuento “La Nochebuena de Encarnación Mendoza”, de la autoría del profesor Juan Bosch. El filme no solo se basa en esa obra de Bosch, sino como homenaje a su memoria y su legado.

Muchos son los personajes que intervienen en la historia, incluyendo varios niños, un gato, un perro y un burro. En el rol protagónico, el joven Héctor Aníbal encarna a un Mendoza alegre, optimista, amoroso padre y religioso; cumple con su cometido y logra salir airoso.

Destaca también la actriz Julieta Rodríguez, en su papel de migrante haitiana que busca una nueva vida. Se da espacio al talento joven y de peso le aportan los experimentados actores Mario Lebrón y Víctor Checo, actores de mucha fuerza interpretativa de sus personajes.

La noche de la premier de “Flor de Azúcar”, los presentes pudieron disfrutar de un ambiente alegórico a la fecha que data el filme, 1948-1949.
Guarapos, cañas, víveres y jarritos de aluminio pintados con la foto principal de la película, formaron parte del ambiente que rodeaba la entrada de la sala de cine del Caribbean Cinemas Silver Sun Gallery.
Antes de la proyección de la película, su director, Fernando Báez ofreció a los presentes algunas palabras, precisando que varios años de un arduo trabajo costo desarrollar junto a todo su equipo para ofrecer al público un trabajo de calidad.

“Un sueño de años hoy es una realidad gracias al esfuerzo tesonero de un grupo de hombres y mujeres que nos acompañaron en este camino de hacer un cine de contenido con miras a entretener, pero también a impactar positivamente a favor de la construcción de una sociedad cada vez más justa y moralmente más sana”, expresó Baéz, quien agradeció a Dios por elegirlos como instrumento para llevar el mensaje que presenta la película y por el respaldo que dieron los patrocinadores al proyecto.

El filme, que tomó como referencia el cuento original del profesor Juan Bosch “La Nochebuena de Encarnación Mendoza”, es protagonizado por el actor Héctor Aníbal, quien encarna a Samuel Encarnación Mendoza, una de las tantas personas que en tiempos de las dictadura del tirano Rafael Leónidas Trujillo murió por mantenerse apegado a sus principios y desear la libertad del pueblo.
La producción, que tiene una duración de 110 minutos, cuenta con la cinematografía del reconocido profesional del lente Claudio Chea y la banda sonora es del instrumentalista de vientos Pedro Eustache, bajo la dirección musical del maestro dominicano Pedro Pagán.

Entre sus documentales están: “Imágenes para un testimonio, República Dominicana (1990), “Canto a la luz, República Dominicana” (1993), “El color de la esperanza, República Dominicana” (1994); “Una imagen para un nuevo siglo, República Dominicana” (1999), “Un pueblo con alma de carnaval” (2005), “Tiempo para cosechar” (2009), el muy turístico e impecable visualmente, “República Dominicana: La Bella” (2013), y su trabajo ecológico mejor terminado “Lago Enriquillo: Preludio del Cambio Climático” (2014). Sus películas: “El Rey de Najayo” (2012) y luego “Flor de Azúcar” 2016.

Para concluir con este personaje al cual su amigo José Antonio Rodríguez, Embajador Dominicano ante la UNESCO, lo despidió alegando que “se apaga una luz en nuestro cine”.

Además de todo lo expresado hace apenas tres años en el Museo de Arte Moderno –MAM-, se expuso una exhibición de coleccionista de arte como pocas veces hemos disfrutado en este país. Según escribió la crítica de arte doña Marianne de Tolentino: Nos ha impresionado la sensibilidad singular de Fernando Báez Guerrero, cómo supo encontrar cuadros… fuera de lo común, de lo impactante, o de los que más se conoce de sus autores. Una virtud de gran coleccionista, ¡él mismo dice que a ellos les debe su pasión por el coleccionismo!

Este sentimiento lo causa por ejemplo la presentación de una obra –como el bodegón de Colson– o de una secuencia histórica –piezas raras de los inmigrantes “allegados”– o de una serie –El erotismo, de Darío Suro que luce sublime–, sin que olvidemos la grandeza modesta de los pioneros, encabezados por ese precursor de la fotografía en República Dominicana, donTuto Báez, abuelo paterno de Fernando.

Victoria Curiel

 

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