¡Chocolate… Mmm! A la mayoría se nos hace la boca agua. Debe ser el dulce favorito del mundo entero. Sea negro, con leche, con almendras… Con razón lo consideraban alimento de los dioses.Tras él llego a una antigua casa colonial hermosamente restaurada en Las Damas 102. Esta es la primera calle del Nuevo Mundo, y su nombre se debe a que por esta vía pasaban las damas de la cortehacia el Alcázar de Colón. Las piedras de la fachada y el lugar en sí dan un toque especial a lo que sigue: KahKow Experience. Nada más entrar, se ve una vitrina con diversos jarrones, unos delicados, en cerámica, pintados a mano, otros metálicos, todos con aire de pasado.
Invitados a vivir esta experiencia, especie de ruta del cacao sin salir de la casa, muchos nos hemos animado a acudir. Los organizadores nos agrupan poniéndonos etiquetas con nombres alusivos al producto estrella, como “Chocolateros” (mi grupo). Mientras esperamos tenemos la fortuna de probar recetas especiales de Laura Rizek a pequeña escala, deliciosos entremeses salados en los que el chocolate está claramente presente, todo es delicioso, acompañado de copas de espumante.
Mientras lo disfruto miro alrededor. Llama la atención una moderna “mini factoría” con equipo especializado, tecnológico, en el centro del lugar. El tamaño ideal para que podamos entrar en ella, trabajar, ver el funcionamiento. Es bastante para aprender y admirar. Mis ojos recorren otros lugares, como una pared con bellas serigrafías antiguas cuyo autor no reconozco. Voy a la tiendita: chocolates oscuros y menos oscuros (cogí el de 62% cacao), con leche, blancos, con sabores exóticos, con empaques que incluyen historia de monumentos, crema de cacao, jabones artesanales de deliciosos aromas (claro, como saben son a base de cacao), velas aromáticas, camisetas, bolsos…al lado está el “Bar KawKow” con delicias, especialmente bombones…
Igual que el vino y los quesos, amo el chocolate. Pienso en algo que publicó la agencia Efe y espero que no sea cierto: la posibilidad deun mundo sin cacao, el “apocalíptico futuro que pintan algunas previsiones por culpa del cambio climático” que para 2050 haría “imposible cultivarlo en la grandísima mayoría de terrenos que hoy se usan para ello”. ¿Se imaginan? No. Eso no pasará.
Ha llegado el turno de mi grupo. En un mini teatro coqueto, hermosas imágenes cuentan el origen del cacao desde los mayas hasta hoy. Hay una pantalla y una especie de“escenario” al frente presidido por un cuadro de Colón. En la pantalla a su lado, la actriz Sarah Jorge León empieza a contar la historia y es interrumpida por el Almirante, que sale, como especie de holograma, fantasma, argumentando, narrando cosas a su manera. Ella interactúa con este Colón algo vanidoso, aunque simpático, con Joseph Fry, con Lindt… contando, aclarando, armonizando. La historia, que incluye a Cortés, llega a nuestro cacao, a la familia Rizek, con don Héctor y la hacienda Esmeralda… Salimos del teatro para entrar en una versión simulada de esta hacienda,marco del Sendero del Cacao (la real está en San Francisco de Macorís), que nos permite la exclusiva oportunidad ¡real!de probar la fruta de cacao, al menos la pulpa -para muchos, incluida yo- por primera vez. “Chupa, pero no muerdas la semilla, que es amarga”, nos advierte nuestra bella y simpática guía virtual.
Hay interesante información sobre el cultivo, la elaboración, procesos… (curioso su sistema para no usar pesticidas), hay aspecto humano y sensorial también. Uno queda con deseo de ir a la hacienda verdadera, hacer la ruta que ellos ofrecen, escuchar el canto de la gente mientras recoge el fruto… Pasamos por donde están los diferentes ingredientes que se usan en la elaboración del chocolate KahKow, en un salón, sobre una gran mesa rectangular hay astillas de canela, vainilla en rama, almendras, azúcar, leche y demás. Chocolates ya acabados en fragmentos… Se nos invita a oler, probar, tocar… es una experiencia sensorial, interactiva, enriquecedora, divertida. Al final podemos optar por participar enun taller para elaborar chocolatey otro para jabones. Lo que escojas lo haces con los ingredientes que prefieras ¡y es tuyo! Hice mi jabón. Delicioso aroma, bello color.
Anímense. Hagan la ruta. Vivan la experiencia. El lugar abre de martes a domingo de 10:00 a.m. a 8:00 p.m. De seguro no se arrepentirán!