Musa, la máscara apresta, ensaya un aire jovial y goza y ríe en la fiesta del Carnaval.
Rubén Diario / Poeta nicaragüense
Los carnavales son las fiestas más populares de los países en los que se celebran, los habitantes participación con pasión desenfrenada, orgullosos de mostrar su folclore y su carnaval…
En República Dominicana, existe una diversidad de carnavales cuyo origen es similar a otras islas del Caribe, cada país dependiendo de quienes fueron sus colonizadores y de sus ancestros, se organiza anualmente. Hablar de carnaval es estudiar nuestra idiosincrasia cultural, desde el periodo de la conquista hasta el proceso de criollización y sincretismo de este evento.
Investigadores y especialistas como el reconocido folclorista e investigador de la idiosincrasia cultural dominicana, Dagoberto Tejeda, nos sorprendió hace un tiempo, cuando definió el carnaval de San Juan de la Maguana como la mejor expresión de “lo carnavalesco”, y obviamente, desde el punto de vista de “la domincanidad”, de la identidad, de la diversidad, de la riqueza cultural y de la recuperación de nuestros legados ancestrales.
Dagoberto Tejeda dijo que basa su afirmación en que los nativos de esa provincia se han ido preocupando por recuperar lo que lo identifica como pueblo para incorporarlo al carnaval, creando de esta manera un carnaval propio, espontáneo, que responde a sus raíces y que recrea la diversidad de su cultura. Y, añadió: “lo bueno de ese carnaval es que todavía no se ha comercializado y que mantiene la esencia original que han perdido otros carnavales que han sucumbido a la comercialización y la mercantilización de sus fiestas culturales”.
“El carnaval de San Juan de la Maguana lo que ha hecho es insertar los códigos propios de su pueblo, sus imágenes, sus elementos simbólicos, sus costumbres. Es el lugar donde se han introducido muchos personajes que lo enriquecen con su diversidad y originalidad, donde se recogen elementos de la cultura africana y se transforman en parte del carnaval”, afirma el folclorista.
Con algo de pena, nuestro maestro Tejeda señala que “no puede decirse lo mismo de otros carnavales-los más exitosos en el presente-que se han desnaturalizado en su esencia por su alto nivel de comercialización y el empobrecimiento cultural “.
Definitivamente, cuando las provincias buscan convertir su carnaval en un espectáculo similar al de Rio de Janeiro, se pierde mucho la esencia, y pasa a convertirse en un show turístico. El cuidar nuestra identidad no quiere decir que no luchemos por internacionalizar nuestros carnavales, pero siempre con el cuidado y el simbolismo que significa para cada país, cuyo enriquecimiento esta en el colorido, en los personajes como los diablos cojuelos, que con sus trajes cubiertos de espejos, cascabeles y cencerros, aprovechan para ridiculizar a los colonos europeos, robalagallina, se me muere Rebeca, la muerte en bicicleta, los indios, los platanuses, cuyos trajes son hechos de hojas de plátano y con higüero, son herencia africana.
Por Victoria Curiel