Continua la tradición…luego de las Navidades vienen los días de asueto del mes de enero: 21 de enero, Día de Nuestra Señora de la Altagracia, y 26 de enero el Día de Juan Pablo Duarte, padre de la Patria dominicana.
Las celebraciones navideñas en República Dominicana tienen una continuación con las fiestas patrias y el Día de la Virgen Altagracia, cuyo santuario la Basílica-Catedral de Higuey, ubicada en la provincia La Altagracia, en el este del país. Este es uno de los santuarios del Caribe más visitado, ya que se trata de un emblemático monumento nacional. Fue diseñada por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y por Pierre Dupré, quienes ganaron un concurso internacional en el año 1947.
El 21 de enero de 1971 fue inaugurada la actual Basílica, y a partir de ese momento, las peregrinaciones y cultos son cada vez numerosos, algo similar a como se honra en Méjico, DF, a la Virgen de la Guadalupe. En esta Basílica, convertida posteriormente en 1973, en Catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, gracias a la declaración del Papa Pablo VI, además, coronado por Juan Pablo II, en octubre de 1992, quien visitó a Santo Domingo, para colocarle a la Virgen, una diadema de plata sobredorada. La belleza de este templo es reconocida por todo visitante.
Un espacio muy hermoso en dicho monumento es la creación del museo de la Altagracia ha tenido como finalidad recuperar el patrimonio artístico e histórico que posee el Santuario, ponerlo en valor, restaurarlo y mostrarlo para que el ciudadano dominicano lo conozca, lo admire y valore, es decir, que se identifique con él, y para que los ciudadanos del mundo que lo visiten lo admiren también y difundan nuestras tradiciones en otras latitudes.
La construcción de la Basílica a mediados del siglo XX es la constatación de la fe de los habitantes del país. Lo que se muestra en el museo es esa misma fe reflejada en obras de platería, pintura e imaginería a lo largo de quinientos años.
El viejo Santuario, construido entre 1567 y 1572, también fue una gran obra para la época y para la Villa de Higüey.
Los miles de exvotos, promesas o milagros conservados en el Santuario son testimonios tangibles de gracias recibidas. Esta costumbre milenaria no ha perdido vigencia en la actualidad. Generalmente confeccionados en plata y oro, también los hay realizados, con habilidades disímiles, en los más diversos materiales. Todos han sido eficaces vehículos de agradecimiento y responden a distintas épocas y concepciones estéticas. Constituyen, en su conjunto, la manifestación de la fe a través de la historia.
El canónigo Alcocer escribió en 1650 que los peregrinos hacían pintar sus ofrendas en las paredes de la iglesia. Gracias a Dios, podemos decir que el último agradecimiento por la intercesión de María, estará siempre por ofrendarse. (Tomado de un escrito del Profesor Sergio Barbieri).
A todos los que visiten la Basílica de la Altagracia de Higüey, les invitamos a que visiten también el Museo de la Altagracia. De seguro que les va a encantar la visita. No se la pierdan!
Por Victoria Curiel