Por Victoria Curiel
Si todavía estás pensando donde quieres viajar, las navidades son tradicionalmente el período ideal para viajar toda la familia. Cuando hablamos de viajes nos referimos no solamente al extranjero, sino también, a este hermoso país con una oferta envidiable para los diferentes gustos, es decir, si desean playa, pueden relajarse en las nuestras, que son paradisíacas, sin pecar de chauvinista, porque son las mejores de la región caribeña. También, en las montañas, opciones de turismo ecológico, rutas de senderismo, hasta tomar desde aquí un crucero, sin tener que ir hasta el extranjero como venía sucediendo hasta hace uno o dos años.
La navidad es la época más emblemática del año, en la que podemos disfrutar de los mercadillos navideños, de los belenes y del encendido de luces en los parques y avenidas principales. Es cuando albergamos nuestras mejores galas, momento en que redecoramos nuestro hogar, se incrementan las ventas por el intercambio de regalos, así como las tradicionales cenas y almuerzos de este encantador período.
Por otra parte, muchos turistas llegan al país huyendo del frio de los suyos, buscando la calidez tropical, pero a su vez, nuestros nacionales que disponen de medios económicos aprovechan para irse en familia a destinos muy visitados como Disneyworld, en Orlando, Florida, donde aprovechan para ir a los parques, y disfrutar de los impresionantes desfiles, sobre todo, los de la noche, de mucho esplendor y fuegos artificiales. Otros, se deciden por irse a la nieve, o en cruceros esplendorosos por el Caribe, el Atlántico y por el Mediterráneo.
Decídase con tiempo por su opción para la Navidad, que haciendo un poco de historia y según algunas leyendas, la celebración de estas fiestas surgió para contrarrestar las fiestas paganas que se celebran en el mes de diciembre. En este período especial del año expresamos nuestros más nobles sentimientos. Es tiempo propicio para que los cristianos por medio del Adviento nos preparemos para recibir a Cristo. Tiempo de rectificar y enmendar errores, renovar compromisos. Compartir con los amigos y la familia, en definitiva, nos retroalimentamos como seres humanos de bien y de valores.
A disfrutar de esta fiesta del espíritu y de toda la magia que percibimos y nos llena de ilusiones para con mucha fe emprender un nuevo año.