Por Victoria Curiel
En la cultura caribeña las botánicas o lugares donde se consultan a brujos, chamanes y espiritistas, se observan manifestaciones identitarias de nuestros pueblos. En estas tiendas se adquieren las mercancías que aluden a deidades o determinados santos que los devotos que consultan necesitan para encontrar “la suerte”, la salud, la paz y el bienestar que todo ser humano aspira.
En Santo Domingo, estos establecimie ntos están ubicados en el Mercado Modelo de la capital. Los productos que se vendan son recomendados a los compradores como las medicinas a los enfermos, pero además, asegurándoles que los mismos están revestidos de poderos mágicos, y que a través de estos encontrarán la salida a cualquier problema que presenten.
Los productos que comúnmente ofertan son: coloridos velas, velones, cintas, jabones, rosarios, pañuelos, amuletos, macutos “preparados”, incienso y quemadores, productos de barro, productos “new age”, piedras, imanes y cuarzos, caracoles y corales, estatuillas de santos y deidades, esencias, aceites y baños de hierbas preparados, es decir, en botellas, con o para sus específicos diosas y dioses, siendo los más buscados: yemayá, oshun, obatala, eleguá, shango, belié bercan, anaisa pie, ogún balenlyó y otros. Podemos citar que la canción dedicada a Ogun Balenyó, popularizada por el reconocido merenguero Kinito Méndez, dice lo siguiente:
Yo soy Ogum-Balenyó, y vengo de los olivos
a darle la mano al enfermo y a levantar los caídos
ay, yo soy Ogum [Balenyó]
y vengo de allá [Balenyó]
Anaisa Pye [Balenyó]
y Papá Legba [Balenyó]
Ogum, Belié [Balenyó]
Ogum Avagan [Balenyó]
Yo necesito tu ayuda porque me siento enfermo,
Yo necesito tu ayuda porque me siento enfermo,
me siento enfermo de amor y yo necesito un suero,
un suero, un suero de ti yo quiero
[un suero, yo necesito un suero]
un suero que no sea normal y que me llene el alma
con tu ternura angelical mi cuerpo ardiente sana
un suero, un suero de ti yo quiero
[un suero, yo necesito un suero]
Disuelve tu amor en mi!
Al suelo inyéctale un catéter, que tenga un chín de su calor
que tenga un chin de esperanza,
ay, y de su amor
que tenga el sabor de tus besos, que tenga la luz de tus ojos
voy a respirar nostalgia cuando menos me lo absorbo
un suero, un suero de ti yo quiero
[un suero yo necesito un suero]
Yo se que tu puedes! …
Anaísa, Anaísa [Anaísa]
Anaísa, Belié te llama [ay dio’!]
Anaísa, Anaísa
Anaísa, Belié te llama
Dame la mano prima
ay yo no puedo, tengo la mano enferma cuida’o si me la la’tima
Dame la mano prima.
En botánicas más sofisticadas que las dominicanas, como son las de los cubanos en Miami, también se adquieren cartas, tarot, libros de sexología y kama Sutra. Tanto en las de Miami, como la de otras islas del Caribe, no falta para perfumarse esencias muy fuertes con base de canela, incienso y la famosa Agua de Florida de la casa Murray y Lahman.
Las Botánicas normalmente apelan a nombres del santoral católico: San Elías, San Miguel, San Expedito, Santa Marta, San Antonio, San Carlos, San Lázaro, Santa Lucia, San Francisco y el Divino Niño. Y, otras recurren a deidades de religiones populares, como Santa Marta La Dominadora, Changó, Anaísa, las 21 Divisiones, El Poder Natural, etc.
A las botánicas recurren todo tipo de personas, desde investigadores antropológicos y sociólogos hasta curiosos que no son devotos de nada por el estilo, hasta personas pobres que ven en estos lugares que les favorece a través de la fe la posibilidad de ascender económicamente, es prácticamente el mismo razonamiento de los jugares de loterías. Y, puedo comentarles que he visto en el Mercado Modelo de Santo Domingo, a turistas comprar muchísimo en estas tiendas, y uno más que otro ciudadano español adquiriendo productos para venderlos en sus botánicas establecidas en Barcelona, Madrid, Islas Canarias, Andalucía, probablemente en municipios de estas importantes ciudades.
En la Capital del Sol, Miami, existen muchas botánicas, por el nivel de creencia de los latinos residentes allí, especialmente los cubanos, haitianos, dominicanos, venezolanos, nicaragüenses, hondureños y brasileños, entre otros. En ocasión que hice un reportaje de este tipo, acudí a un sondeo por la Calle 8, Flager y al famoso “downtown”, al Pequeño Haití, para ver el espectáculo.
Uno de los propietarios de una botánica muy bien decorada y con olores de incienso que te transportan me dijo: “Estoy convencido de que usted va a recibir la paz, la prosperidad, protección contra el mal y la dicha que busca”…
Finalmente, puedo testificar que las personas de servicio y los propietarios de las botánicas que normalmente están al frente de su negocio, disponen de mucha información sobre utilidad y modalidad de cada uno de los productos que venden, que son orientadores de su clientela, a tal punto que consultan a quienes sienten inseguros o necesitados de “los favores” de sus dioses y deidades, y le recomiendan los productos que deben usar, en especial los baños preparados de hierbas aromáticas y perfumes, casi siempre con mucho fijador como el Tabú, o los de base de café. Pero, siempre recomiendan cosas diferentes dependiendo de la necesidad (problemas de amor, de dinero, de traición, envidia, etc.), y de que a santo es devoto el cliente.