No podemos vivir el inicio de año sin tratar de disfrutar el maravilloso encuentro con las ballenas jorobadas en Cayo Levantado, Samaná. Este regalo de la naturaleza debe ser aprovechado justamente en los meses de apareamiento de las ballenas, quienes llegan desde mediados de diciembre o quizás antes, y empiezan a partir al finalizar el mes de abril, o algunas esperan aquí la primavera, que se inicia el 21 de marzo.
El intenso azul del mar Atlántico se viste de gala, para dar alberge en un clima templado y un lugar tranquilo, que son el inicio de “ciclo de vida”: apareamiento, procreación, protección de la cría. Hablamos de gigantescos cetáceos, amorosos y familiares, recorren cada invierno miles de kilómetros en un viaje cuya ruta parece haberles sido transmitida de generación en generación. Esta migración, una de las más grandes del mundo en su especie, parte desde Noruega, Islandia, Groenlandia, Canadá y Estados Unidos hasta este “acogedor territorio”, donde las puede avistar en los meses antes señalados.
La llegada de estas ballenas, cuyo nombre científico es Megaptera novaeangliae, a las costas de República Dominicana nos cuenta una historia de amor, perseverancia y supervivencia: estos cetáceos, que viven en las lejanas y frías aguas del Norte, vienen al extenso Santuario de Mamíferos Marinos del Banco de la Plata, Banco de Navidad y la Bahía de Samaná, que les brinda sus 33,000 kilómetros para realizar sus ritos a sus anchas. Aquí, usted puede ser testigo de un espectáculo sin igual: los machos saltan, tratando de llamar la atención de la hembra, les “cantan”, las enamoran entre juguetones y románticos, hasta que ellas aceptan y aparean.
Otras vienen a parir sus crías, las amamantan, y esperan a que se fortalezcan lo suficiente, para resistir el viaje de regreso a su hogar: es ternura y protección, lo mismo que tratamos de brindar nosotros a nuestros recién nacidos. Aquí amamantan a sus ballenatos y los acompañan en sus primeros “aletazos”, y eso es cada año desde no se sabe cuándo, pues oficialmente fue en 1979, cuando un grupo de científicos que seguían la ruta de estos mamíferos notificaron los primeros avistamientos en la Bahía de Samaná.
Las ballenas jorobadas forman parte de las grandes ballenas. Miden una quincena de metros y pesan 40 toneladas por término medio.
Mamíferos marinos, respiran aire y, a tal efecto, suben regularmente a la superficie. Permanecen en apnea una veintena de minutos (en promedio), pero pueden permanecer bajo el agua hasta cuarenta minutos. Después del largo viaje que realizan y durante el cual no se alimentan, pasan una parte del invierno en nuestra región, todavía sin comer. Así van a perder el quinto de su peso.
¿Por qué vienen a dar a luz a su pequeño por aquí? Simplemente porque el ballenato, a su nacimiento, tiene una capa de grasa demasiado fina para soportar las aguas frías. Cuando nace, mide entre 3,50 y 5 metros, y pesa una tonelada. Para constituir entonces una capa grasienta protectora y adquirir bastantes fuerzas para seguir a su madre por el viaje de vuelta, va a consumir, diariamente, alrededor de 200 litros de leche materna… ¡Esta leche es muy rica y muy nutritiva, el «pequeño» va a tomar 45 kilos al día! Es un verdadero placer y una gran emoción de ver a la Madre jugando con su retoño.
A este respecto, la ballena sólo tiene un único pequeño y esto, cada 2 años. La duración de gestación es de 11 a 12 meses. ¡Pues viene a dar a luz a su bebé al lugar donde lo concibió! Aunque sea raro, a veces sucede que algunas se acoplan durante la misma temporada que el parto.
En cuanto a los machos, con el fin de seducir a las hembras, cantan y hacen saltos fuera del agua. ¡Las ballenas que tienen un oído muy desarrollado (su principal sentido) pueden oír el canto hasta 35 kilómetros. ¿Imagina cómo se sentiría de saber que comparte el espacio con cientos de ballenas que recorren las aguas? ¿Imagina tener el privilegio de ver sus saltos, sus coletazos, verlas sumergirse, o escuchar el canto con que los machos atraen, y/o convencen a las hembras?.
Las he observado muchas veces, y crea esto una emoción innarrable. Personalmente, he llevado a mi nieto y puedo decirle que a pesar de cierto “mareíto”, sobre todo, a los que no toman algún tipo de precaución de medicamento para evitarlo o aquellos que no están acostumbrado a navegar, es una experiencia que “hay que vivirla, para creerla”, y dependiendo de la sensibilidad de cada uno, mucho más…
Afortunadamente, la observación de las ballenas (whale-watching) está reglamentada. Por esto, y con el fin de seguir estas normas sobre el respeto de estos maravillosos animales, y también por razón de seguridad, hay que ir solo con organismos reconocidos y que tienen las autorizaciones necesarias. Además, hay que respetar las precauciones de acercarse a observarlas a determinados metros, y se debe tomar en consideración el horario de salida, las condiciones de la mar, tomarse una pastillita de dramamine u otro medicamento con componentes para combatir la náusea y el mareo, y también existe un Observatorio, promovido por los Ministerios de Medioambiente, Turismo y el clúster de dicha provincia. Desde el mismo se pueden apreciar las ballenas con binoculares.
Finalmente, son muchas las operadoras turísticas con experiencia y excelente servicio, y he vivido la experiencia que les relato, pero en esta ocasión les recomiendo vivir la aventura de las Ballenas Jorobadas con Bahía Cruise, quienes organizan magníficas excursiones, y para las fechas 16 y 27 de febrero próximo, y quizás hasta en marzo, organizan las mismas, incluyendo confortable transporte, refrigerio, traslado marítimo (incluyendo agua y otras bebidas no alcohólicas a bordo), visita al santuario, observación de ballenas, almuerzo buffet, instalaciones en la Isla Cayo Levantado y asistencia de staff. Además, pago en cómodas cuotas. Informaciones al respecto y reservaciones: 809 227-3939.