Si usted quiere disfrutar de un espectáculo visual que le aporte conocimiento o como diría el comunicador Yaqui Nuñez del Risco, “cultura con sabrosura” en una cápsula que tenía hace unos años en su programa diario “Otra vez con Yaqui” o en “El show del Mediodía”, del cual fue presentador estelar por muchos años.
El carnaval es fiesta, es espectáculo, es cultura, por lo que consideramos debemos conocer importantes detalles y el origen de éstos. El término “cocolo” es de origen desconocido o incierto. Muchos historiadores, antropólogos y folcloristas lo atribuyen a un error de pronunciación del nombre de la isla Tórtola, alguno se refiere a una alteración de la expresión congolo (venido del Congo); otros destacan la derivación portuguesa desde el término coco ‘forma de designar al hombre negro de África, que los españoles incluyeron en su vocabulario al involucrarse con la trata de esclavos.
Volviendo al origen, los cocolos son inmigrantes de las Antillas Menores inglesas (principalmente de Anguilla, St. Kitts, Nevis y también Antigua, Tórtola etc.), que, desde finales del siglo XIX, llegaron a República Dominicana (principalmente a San Pedro de Macorís, junto a La Romana, Santo Domingo y Puerto Plata) como trabajadores en los cañaverales e ingenios de la floreciente industria azucarera. Vienen del cruce racial de antiguos esclavos traídos de África con colonizadores británicos y por su dedicación, seriedad y afán de superación han recibido el reconocimiento de la sociedad civil local, integrándose exitosamente.
En el presente, mantienen su originaria identidad cultural únicamente en los enclaves de San Pedro de Macorís y La Romana, que son de las provincias del Este del país, con mayor cantidad de bateyes lo que significa mayor concentración del cultivo de la caña de azúcar, aunque vale aclarar que esto ha variado en los últimos años y no poseemos estadísticas al respecto. Pero es necesario recordar que hay en las diferentes regiones del país bateyes, pero con inmigrantes diferentes, la gran mayoría haitianos.
Dichos inmigrantes procedentes de las Antillas Menores colonizadas por ingleses, quienes se asentaron en la zona Este del país, como es natural, mezclaron sus costumbres y tradiciones con las de los dominicanos hasta convertirlas en una sola, situación que originó una cultura con características muy especiales. Trajeron consigo su música, danzas, religión, gastronomía y los usos y costumbres de prácticas africanas y tradicionales inglesas, las cuales se unieron a la variada diversidad cultural dominicana, creando un rito folclórico único. El mismo consiste en representaciones callejeras con un atuendo de colores impresionantes, trajes repletos de colorines, espejitos y cascabeles, junto a un atuendo que llevan tipo sombrero, realizado en plumas de pavo real; portan también, las temibles vejigas de toro –que son parte de la tradición carnavalesca dominicana- y largos fuetes. El conjunto orquestal cocolo que los acompaña está formado por un base drum (bombo), un kettle drum o drummer (redoblante cocolo) y un triángulo, con la inclusión a veces de una flauta. Estos instrumentos rítmicos no se emplean en otros carnavales del país y parece que son tambores militares británicos adoptados por los esclavos africanos. El bombo que se toca en La Romana es mucho menor que el de San Pedro de Macorís. Bailan al ritmo de movimientos sensuales y pasos de danzas de puro corte africano. Es importante señalar la dramatización de los bailes Guloyas, que están basados en lecciones bíblicas o en leyendas británicas. Estas exhibiciones originalmente solo se hacían en el período navideño; pero, desde hace años son parte o han recibido la contaminación carnavalesca, así como de otras celebraciones como son, entre otras, fiestas patrias y religiosas dominicanas.
Algunos especialistas apuntan que el nombre de “Guloyasse” se origina en la obra teatral “David and Goliath”, donde los nativos dominicanos que no hablaban inglés entendieron o pronunciaban Guloya por Goliath. En dicha pieza teatral es característico el grito:“Goliath is dead” (Guloya está muerto). Fundaron hace casi un siglo, el grupo Teatro Cocolo Danzante Los Guloyas de San Pedro de Macorís, liderado por Theophilus Chiverton –alias Primo– quien, desde la isla Nevis, llegó a San Pedro de Macorís, en 1923. Fue el pionero de la enseñanza e interpretación de esa tradición folklórica, creando un grupo conformado por cuatro músicos y unos 10-12 bailadores. Se quedó como su líder –el Rey– bailando hasta su muerte, a la edad de 94 años.
Esta inigualable manifestación y su continuidad a través del Grupo Teatro Cocolo Danzante Los Guloyas, tienen en sus éxitos y glorias, que un 25 de noviembre de 2005, la UNESCO, lo declarara “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, bajo el liderazgo de Daniel Henderson, conocido popularmente con el nombre de “Linda”, quien fue también Rey del Carnaval Dominicano 2006, y que lamentablemente falleció la madrugada del 12 de julio 2001, a los 78 años de edad, pero dejando una herencia cultural auténtica y única, al igual que sus compañeros que fundaron la cultura “guloyana”.
Podemos concluir, comunicando que las actuaciones de “Los Guloyas” se llevan a cabo, sobre todo, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero. Entre las representaciones teatrales de su tradición figuran: “The Bull”, “David and Goliath”, “Moko-Jombies”, y demás.
Los bailes que trajeron estos inmigrantes son muy variados y excitantes y tienen como finalidad llevar a las personas mensajes de carácter social y religioso. Entre éstos son muy aplaudidos el “Baile de los Zancos”, el cual consiste en un danzante en altos zancos que no lleva nada en la mano, trajeado con una chaqueta brillante con muchos espejitos, unas mangas largas y el pantalón lleno de flecos. El grupo que le sigue va tocando y bailando.
Otro baile o “juego” es el “Baile del Buey”, con un personaje vestido completamente de rojo, con cuernos en la cabeza y con rabo de vaca, que representaba un buey que baila en las calles y corre detrás de las personas.
Además de los bailes y danzas, los “cocolos” celebran las parrandas navideñas, durante las cuáles van de hogar en hogar, en horas de la madrugada, entonando villancicos. El más famoso es aquel que cuyo estribillo reza así: “Good morning, Good morning, give me the Guavaberry”, estribillo que se escucha en una de las canciones más conocidas del artista Juan Luis Guerra, y que ha recorrido el mundo.
Los “cocolos” han dado grandes aportes a la cultura dominicana en el aspecto religioso, educativo, teatral, gremial, culinario y deportivo. Con razón son un verdadero orgullo de la República Dominicana. Es un compromiso de cada dominicano (a), coadyuvar en la preservación de legados culturales como lo de esta cultura.