Cuando hablamos de un barrio humano y con un sello de aristocracia del siglo pasado, pensamos en Gazcue, un espacio urbano de la capital de Santo Domingo que se extiende hacia el mar en una perspectiva de calles que desembocan en el Malecón o en la Avenida George Washington; calles cubiertas de frondosas arboledas salpicadas por los diversos tonos de verdes.
La aristocracia de Gazcue no viene de ningún escudo ni Plaza de Armas, pero sí de la determinación y buen gusto de quienes entendieron –antes de las modas ecológicas- y mucho antes de la tan referida cultura urbana, que una ciudad es un conjunto de valores, de convivencias y vivencias espaciales que determinan el carácter y las características de la misma.
En el “jardín urbano” que es Gazcue, podemos disfrutar de las ceibas, de los almendros tropicales, las amapolas y las carolinas que se imponen bajo el asombro y la anarquía, pues hace más de 100 años que lo que en el pasado fue una hacienda, se convirtió poco a poco en una zona especial y escogidas por tradicionales familias dominicanas, admiradores del buen gusto, quienes contrataron los mejores arquitectos del país, para diseñar las mismas. Estas familias amantes de la naturaleza y del “buen vivir” hicieron posible que Gazcue se convirtiera en una zona urbana con todas las cualidades de paraíso.
El origen de este barrio data de los inicios del 1900, como lo afirma la investigadora Marcelle O. Pérez Brown, quien nació en este barrio y ha decidido pasar su vida en el mismo, y quien escribió un libro titulado “Gazcue, Jardín Urbano” publicado bajo el fondo de colección del Banco Central de la RD.
Marcelle, dedica este libro a la memoria de su padre el arquitecto Octavio Pérez Garrido, uno de los diseñadores y constructores de esta zona, y también al paisajista Jochy Russo y a la escritora e investigadora doña María Ugarte, por ser ambos fuentes de inspiración y estímulo para ella lograr este invaluable aporte. También, el hijo de Marcelle, el destacado galerista y músico dominicano Lyle O’Reitzel, hizo su aporte con su grupo Cahoba Azul, dedicándole a Gazcue una canción de texto hermoso que en el estribillo reza …Hay que salvar a Gazcue. Y es que sí, hay que salvar a Gazcue, ya que empezaron hace unos 4 años, las torres de apartamentos salvajes, y las hermosas casas y villas se venden a diario, sin ningún control de urbanismo por parte de las instituciones que deben velar por este patrimonio.
Porque Gazcue es hermoso, y es historia a la vez, recomendamos defender este patrimonio de mucha historia. En Gazcue, han vivido desde Presidentes como don Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Rafael Bonnelly; escritores(as), poetas, prestigiosos políticos y los patriotas Juan Tomás Díaz, Antonio De la Maza y Salvador Estrella Sadhalá, (héroes que mataron al dictador Rafael Leónidas Trujillo).
Visitar o residir en Gazcue es disfrutar de las exclusivas casas, que responden cada una de ellas al toque y personalidad que le imprimió cada una de las familias residentes, casi todas, propietarias de las mismas. Aunque cada propiedad responde a la libertad de creación y ejecución del arquitecto e ingeniero que todavía en los primeros años del pasado siglo XX. Muchos de estos artistas y profesionales manejaron en sus proyectos la locura libertaria heredada del genio mayor de la edificación, el catalán Antonio Gaudí. Este aspecto lo podemos encontrar en la Villa Hena de la Dr. Delgado (también llamada “La Casa de las Raíces”), la que consideramos una muestra del “art nouveau”. Otras de las impresionantes villas de Gazcue, las podemos disfrutar en la Calle Dr. Báez No.30, la que se inicia en el frente del Palacio Nacional. Y en dicha calle nuestra preferida es la antigua residencia de Virgilio Pimentel, construida en el 1930, provista de la exquisitez mozárabe post-moderno. Aún conserva su señorío esta propiedad, al igual que otras que están ubicadas en calles aledañas, como la Rosa Duarte, Moisés García, César Nicolás Penson, Benito Mención.
Es importante resaltar los nombres de los responsables profesionales que a través de sus obras le dieron vida a Gazcue, como son: José Antonio Caro Álvarez, Mario Lluberes, José Amable Frómeta, Virgilio Pérez-Bernal, Edgardo Vega Malagón, a quienes aprovechamos para darles las gracias por sus aportes y que debemos hacerles un homenaje “post mortem” porque todos están fallecidos.