Por: Victoria CURIEL
Parque Nacional Los Haitises es un parque nacional situado en la costa noreste de la República Dominicana, entre la Sierra de Yamasá y la Cordillera Oriental, limitando al norte con la Bahía de Samaná. El mismo coincide con una plataforma kárstica, nombre que proviene de su parecido con una región oriental del Mar Adriático, en Europa.
Es un bosque virgen protegido, que el acceso por carretera es limitado. Con el propósito de conservar los espacios naturales la República Dominicana cuenta con 17 áreas protegidas, entre parques nacionales y reservas científicas naturales. Dentro de esta área, donde la flora, la fauna la geografía y el paisaje o los hábitats son el gran interés científico, educativo y recreativo, el Parque Nacional de los Haitises es uno de los de los espacios naturales que mayor atención ha concertado últimamente, respecto de su estudio y conservación.
La fauna de Los Haitises es de una gran variedad y la de mayor representatividad nacional de todas las áreas naturales protegidas en República Dominicana, debido a la diversidad de sus ambientes. Los mamíferos están presentes en diferentes especies de murciélagos como también en la jutía (Plagiodontia aedium) y el solenodonte (Solenodon paradoxus); ambas especies son endémicas y están amenazadas de extinción.
Por ser un parque costero-marino, contiene una fauna de aves sin igual, con una representación mayoritaria de las especies endémicas, nativas y migratorias que no se pueden encontrar en el resto del país. Algunas de esas especies son el pelícano o alcatraz, la tijereta, la cotorra, y la lechuza.
Vías de Acceso
Cuando decimos que la vía de acceso por carretera es limitada, debemos comunicarles que se puede arribar también por vías marítimas. Las vías marítimas parten desde las ciudades de Samaná, Sánchez y Sabana de la Mar. Distintas compañías de autobuses le llevarán hasta estas ciudades desde la capital dominicana; y desde la ciudad de Samaná parten modernas embarcaciones de Transporte Marítimo Minadiel, entre otras, que tarda aproximadamente una hora de navegación en dirección oeste por la Bahía de Samaná. La mayor parte del parque se encuentra ubicado en el municipio de Sabana de la Mar, provincia de Hato Mayor, mientras que el resto se encuentra en las provincias de Monte Plata y Samaná. Sabana de la Mar es la vía o centro de mayores visitantes.
Ofrece al visitante que busque el recorrido de Punta Arena, una barrera física de arena de 2.5 km, que separa parcialmente la laguna costera de San Lorenzo de la Bahía de Samaná. En este punto los guías explican la historia geológica del área y el porqué de los paisajes de cayos y colinas calcáreas que se observan. Veinte minutos después, la embarcación se adentra en la Laguna San Lorenzo para llegar al sector de “La Cueva de la Arena,” donde existe un destacamento de guardaparques. En este momento, nos ponemos la ropa safari, nos sentimos un poco Indiana Jones, pantalones y camisas mangas largas, zapatillas (es decir, los que en el país llaman tenis), cerradas y cómodas, gorra o sombrero, linterna y repelente en mano, manos a la obra…
A pocos metros de la caseta del guardaparques se encuentra esta “Cueva de la Arena,” donde se pueden observar los petroglifos ubicados a la entrada de la cueva, y algunas pictografías dispersas en su interior. También dispersos en su interior aparecen algunos mosquitos, además de las indicaciones sobre las características de la espeleofauna existente en las cavernas, que incluyen murciélagos, golondrinas de cueva, solenodontes y tarántulas.
Esta cueva no es muy oscura, y algo pequeña, a través de puentes de madera se llega a estratégicos miradores que muestran la incomparable belleza de los alrededores y el bellísimo mar que la enmarca. Otra de las fascinantes cavernas que nos remontan a pasadas épocas históricas, es la “Cueva de San Gabriel,” rica en formaciones de estalactitas y estalagmitas, además de petroglifos y la espectacular estalagmita San Gabriel. Esta cueva es más oscura, y el acceso dentro de la misma es más difícil, lo que da un mayor color de aventura expedicionaria. Como estas el Parque posee cientos de cavernas, la mayoría inexploradas, con un misterioso aroma de extinguidos indígenas y atrevidos conquistadores, que seguramente no llegaron a conocer y valorar estos aspectos geológicos, hidrológicos, biológicos, arqueológicos y paleontológicos, que este patrimonio natural dominicano nos ofrece y que debemos aprender a descubrir y conservar como un regalo de Dios para esta privilegiada zona.
Existen restricciones necesarias del número de visitantes y turistas permitidos, aunque desde la década de los 90, s, el Parque Nacional de los Haitises es un popular destino ecoturístico.
Haití (singular) significa sierra o cordillera en el idioma Taíno. A pesar de la elevación de los rangos de las colinas del parque, 30 a 40 m (98 -130 pies), hay una multitud de cavernas creadas por la erosión del agua. Los nativos americanos adornaron estas cavernas con pictografías y petroglifos. La cultura o las culturas que crearon estas obras no han sido identificadas, algunas de ellas posiblemente es anterior a los taínos.
El Parque tiene una extensión de aproximadamente de 1600 km2, con elevaciones máximas de 200 a 250 metros. El centro se protege un área de 208 km2, declarado como reserva forestal por sus especiales valores naturales denominada “zona vedada”.
Volvemos a las Cuevas
Si bien son muchos los aspectos interesantes que ofrece este parque nacional hay una que llama preponderantemente la atención, y es la existencia de las numerosas cuevas que se encuentran en la región.
Los expertos en geología y geomorfología, explican este fenómeno cavernario considerado que la región de Los Haitises estuvo sumergida en el mar durante gran parte del Mioceno (hace más de 25 millones de años) emergiendo luego aproximadamente hace un millón de años como un gran bloque macizo calcáreo.
En estas rocas calizas irregulares existen innumerables sumideros por los cuales se infiltra el agua, siendo su circulación de curso subterráneo.
También las calizas resultantes de depósitos marinos o lacustres, presentan una serie estratificada de bancos donde aparecen varias fallas y fisuras por donde la circulación de grandes volúmenes de agua determinó la erosión y el ahondamiento de estas cavidades, dando lugar a las cavernas.