Por Victoria Curiel
Los cafés, cafeterías y barras, conforman por esencia, espacios cargados de historias…
La modernidad llegó a la Barra Payán gracias a lo visionario que ha sido su propietario Juan Evangelista Frías Payán, propietario y fundador de esta empresa desde el 1962, cuando adquiere el edificio donde opera el negocio. El éxito de esta singular cafetería consiste entre otras razones, por la calidad de su oferta y la fidelidad de sus clientes. Desde su apertura suplieron las necesidades de un público diverso, que en esos años lo componían los guardias, policías y cortadores de caña de los ingenios que tenían regularmente sus zafras azucareras, porque en esa época debemos recordar que nuestra economía dependía de bienes agrícolas, como el azúcar, café, cacao, arroz y otros granos, lo que obviamente, hoy no existe, porque hubo un cambio en el modelo económico en la década del 80, y emigramos hacia una economía de servicios: turismo y zona franca, básicamente.
Volviendo a la oferta, servicio y público de la Barra Payán podemos comentarles que por la comercial calle 30 de marzo, siempre han circulado muchos vehículos y peatones, y volviendo a los inicios, en esos años 60,s, los estudiantes de bachillerato del país, que hacían sus estudios en la escuela pública, en especial la Normal, tenían que hacer el Servicio Militar Obligatorio, -algo abolido después de la caída de la dictadura de Trujillo- y al salir o entrar a sus clases, compraban su merienda en Payán, y volviendo a los obreros de los ingenios, estos encargaban a la Barra hasta 7000 sándwiches, lo que permitió al propietario pagar la hipoteca que hizo para comprar el local.
Además de la oferta de los deliciosos emparedados de jamón y queso (variedad de quesos criollos y extranjeros, van desde los cremas, cheddar, suizo hasta gouda), los que particularmente más se solicitan son los de pierna de cerdo, y otras opciones con salami citterio y nacional. De las batidas con “C”, es decir Carnation, ni hablemos, todas las frutas naturales usted si quiere puede combinarlas: zapote, toronja, zapote, granadillo, fresas, en fin, todo lo que guste.
La calidad, eficiencia y rapidez del servicio, junto a los inigualables precios, por debajo de los del mercado, también es un aspecto a tomar en consideración.
El negocio originalmente empezó en el día, pero clientes bohemios o jóvenes que salían de las fiestas y buscaban un sitio donde comer algo antes de dormir, le convencieron del turno de la noche, y este punto empezó como nunca a vender; desde entonces, quien no ha ido o va a buscar su sándwich y batida en este negocio, particularmente, yo lo hago siempre desde el carro, donde me traen mi bandeja, durante muchos años un mozo buscado por todo el mundo, creo que se llama o le dicen “Baní”. Desde pequeña iba con mi padre, y luego con mi novio, con quien finalmente me casé, y ahora voy, con mis hijos mayores. Es decir, que soy una exponente de la fidelidad a los lugares que brindan servicio en todo el sentido de la palabra.
Sus sándwiches son considerados los más populares de la ciudad, muy demandados por 
gente de todas las clases sociales. Reconocidos personajes de la vida política nacional, como los extintos líderes José Francisco Peña Gómez, Juan Bosch y Joaquín Balaguer (dicen que el caudillo reformista mandó a ordenar parte de la comida que se brindó en el velatorio de doña Emma Balaguer en Barra Payán), el ex presidente Leonel Fernández, Ramón Alburquerque, congresistas y muchos militantes de la política nacional han sido o son asiduos clientes de esta cafetería.
Cuando era presidente, Fernández se quedaba en los alrededores del local y un camarero lo asistía sin que tuviera que desmontarse de su todoterreno, una opción que tienen los clientes al momento de recibir servicio. También han pasado por esta barra famosos artistas dominicanos como Johnny Ventura, Juan Luis Guerra, el actual Ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, Wilfrido Vargas, Sergio Vargas, Anthony Ríos, Héctor Acosta… y extranjeros, como la fenecida salsera cubana Celia Cruz o el merenguero puertorriqueño Manny Manuel.
Cabe destacar que la Barra Payán no se ha convertido en una franquicia porque no han querido, parece que como les va muy bien, no necesitan de este medio mercadológico, ni tampoco se han instalado en los muy visitados y de moda centros comerciales y “malls” de esta ciudad capital, pero, uno de los diez (10) hijos del propietario de la Barra, apostó y le ha ido muy bien en la instalación reciente de una cafetería similar a esta en la Avenida Winston Churchill, al sur de la Charles Summer, que también se llama Barra Payán. Una acción de emprededurismo a tomar en cuenta al público.
