Por Victoria Curiel
Quiero que inicien junto a mí un recorrido desde Montecristi hasta Samaná, porque siempre me he deleitado en esta hermosa costa, a la cual voy muy a menudo, desde hace muchos años, y siempre tengo nuevas sensaciones y descubro muchísimas opciones que el viajero disfruta, por la variedad de opciones y entretenimiento. Existen pequeños hoteles que ofrecen muy buen servicio a sus huéspedes, esto son los “bed and breakfast”, que tanto gustan a los que disfrutamos las estadías personalizadas o que también nos gustan los pequeños hoteles, paradores y apartahoteles. Esto que expreso no quiere decir que no seamos también de las que nos gustan los resorts y los grandes complejos, pero, casi siempre nos inclinamos por planes personalizados, y si el bolsillo lo permite, los hoteles boutiques.
El destino que en esta ocasión le invitamos a visitar es Montecristi, una región de gran belleza localizada al noroeste del país. El mayor atractivo turístico de esta provincia lo constituye su costa atlántica, la cual cuenta con esteros navegables, cubiertos de manglares. Realizar un recorrido en pequeñas embarcaciones resulta una gran aventura, pues los Cayos Siete Hermanos (pequeños islotes), ofrecen un increíble paisaje marino para practicar buceo deportivo, lo mismo que las costas de Punta Mangle.
También, el imponente Morro, es lugar obligado a conocer, también es muy interesante un recorrido que le permita visitar el Reloj público traído en el siglo XVIII desde Francia, e instalado en el Parque Central, justo frente a la Iglesia, sus campanas sonaron por primera vez en 1895.
Luego, es muy interesante recorrer unos pocos kilómetros para conocer la Bahía de Manzanillo, la cual está bordeada por un bosque de manglares. Además, de estos ecológicos atractivos, esta zona nos tiene reservado otro atractivo que es la Reserva Científica de Villa Elisa, muy cerca de la comunidad del mismo nombre, un lugar que alberga especies endémicas, tanto de la flora como de la fauna dominicana.
Es interesante hablar de la cultura de esta provincia, ya que existe una tradición de carnaval popular, muy singular y extraordinariamente simbólico, expresado en Los Toros como personaje central, que se dramatiza con sus enfrentamientos con Los Civiles. Estos consisten en un verdadero duelo con foetes (látigos de cabuya con su rabiza entretejida), con los que se procura azotar o golpear al oponente, atemorizarlo y en última instancia, romperle la careta al toro o derribarlo. Como “los civiles” tienen sus rostros desprotegidos, entre ambos bandos establecieron una regla que prohíbe a los toros lanzar foetazos a las caras de los civiles, o sea por encima de los hombros; en caso de violación, el toro que lo haga recibe la rechifla del público y se le llama la atención para que pida disculpas a su oponente y a comprometerse a no repetir esa mala acción.
Los Toros tienen el rostro cubierto con una máscara de lechón (cerdo), llamada careta (moldeada con varias capas de papel encolado) y usan vistosos trajes de colores, revestidos en su interior con material para protegerlos de los azotes de sus contrarios. Los Civiles en cambio, deben usar pantalones cortos y ropa normal. El civil que desafía a un toro, en un duelo individual y despojado de su camisa o camiseta, demuestra gran valentía y es aclamado por los entusiastas espectadores, quienes entre gritos lo levantan en hombros, escogiéndolo como el líder de los civiles por su coraje. Generalmente los brazos y espaldas de los civiles se llenan de ramalazos y cicatrices, que curan en unas cuantas semanas.
El ganador del encuentro es quien soporta con mayor éxito los embates del contrario o quien consigue derribar a su oponente.
Muchas otras tradiciones pintorescas pueden observarse en la celebración del carnaval en Montecristi, como la divertida Roba la Gallina, popular entre grandes y chicos. Este personaje usando pantalones cortos, piernas pintadas de blanco, cara cubierta de vistosos colores, sombrero muy adornado, con su inseparable sombrilla medio destartalada, camina de un lado a otro voceando: “Roba la Gallina” y un numeroso séquito de niños responde “Palos con ella”, repitiendo ininterrumpidamente; siguiendo con la expresión: “Cundi macundi” y los niños responden “cundillé”. Recorren las principales calles del pueblo, se detienen frente a algún personaje importante en los negocios o de la política, e improvisan algún verso agradable para recibir la recompensa (monedas o golosinas) que será lanzada al aire y así los niños ven compensado su coro.
Símbolos mágicos-religiosos de purificaciones, de valor, de machismo, de relaciones, le dan identidad al carnaval de Montecristi.
En Montecristi se puede disfrutar de una gastronomía compuesta de variedad de comidas, entre las que se destaca la influencia de inmigrantes que se han radicado en el pueblo, desde hace más de 125 años, le dan una diversidad a la oferta local, nacional y extranjera en los restaurantes; estas comidas son tales como: La bandera (arroz, habichuela y carne), sancocho, asopado de mariscos, y muchos otros productos del mar y de agua dulce: Camarones, langostas, lambí, centollas, pulpos, meros, chillo, lisas, tilapias, cangrejo y otros. Y, el muy solicitado chivo liniero.