Altos de Chavón
Una villa en piedra sobre una colina y, abajo, muy abajo, un río… El lugar parece sacado de un cuento de hadas, pero no es así. Sobre el acantilado, y con las piedras producto de la explosión de la montaña, el italiano Roberto Coppa construyó Altos de Chavón, a imitación de una aldea medieval mediterránea, y en ella está la “Ciudad de los Artistas”.
Sí, sus habitantes son estudiantes y maestros de Diseño de Modas, Diseño Gráfico y Digital, Bellas Artes e Ilustración de la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, afiliada a Parsons School of Design en Nueva York y otras instituciones en París (Francia), Kanazawa (Japón) y Seúl (Korea). Parece del siglo XVI y allí, en los talleres, crean bellezas, y los jóvenes en sus ratos libres caminan por sus calles empedradas, descansan o se inspiran, van a la iglesia de san Estanislao, súper romántica, pequeña, acogedora, ideal para bodas o para, en silencio, conectarse con el Ser Supremo.
Aunque visité Altos de Chavón para conocer sus talleres, tuve la oportunidad de hacer más: no podía salir de aquí sin visitar la galería de arte, el Museo Arqueológico Regional, su emblemático anfiteatro de estilo romano con capacidad para 5000 personas, inaugurado con nada más y nada menos que Frank Sinatra, quien se cuenta descendió en helicóptero en 1982; también di una vuelta por sus restaurantes: Gino’s Trastevere, Papa Jacks, Onno’s, L’Boulanger y La Piazzetta.
Pero vayamos paso a paso y –recomendación fuerte a las mujeres– en calzado cómodo, nada de tacos. Miremos los alrededores, los diseños del piso, el río, la impresionante vista panorámica que nos rodea… y entenderemos por qué ha servido para la grabación de películas… Claro, hasta ahora esto luce muy suave, romántico, poco colorido, pero es realmente inspirador, y si eres más activo, te encantará pasear el río en lanchas rápidas en lugar de entrar (también se puede hacer en bote de vapor tipo Mississippi)
Taller de cerámica
Si deciden adentrarse en esta villa, camino a sus talleres observen sus balconcitos de hierro forjado, sus persianas de madera, sus puertas, sus árboles y flores. Me detuve en el taller de cerámica en compañía de mis anfitrionas Ana Pereyra y Sarah Pelegrín para conocer un poquito el proceso de elaboración de las bellezas que ustedes verán, como luego vi yo, en la tienda de exhibición. Allí, mientras un artesano estaba en el torno dándole forma al barro, otros se ocupaban de detalles, del acabado… piezas a medio terminar ocupaban rústicos estantes y sorprendimos a Damaris, encargada del taller, en el cuarto húmedo (una pequeña habitación caliente y húmeda como su nombre indica, con paredes de zinc donde se guarda el barro ya listo para usar y las piezas a medio terminar) Me informan que los empleados aquí, en los telares y en el taller de serigrafía son dominicanos, romaneases en su mayoría, que el barro procede del norte del país y viene en pedazos. Damaris me enseña la maquinaria y el procedimiento: primero pasa por un molino de martillo, luego por una mezcladora (como de amasar pan) donde hacen su receta (70% de un tipo de barro que es más refractario, 30% de otro, más maleable). Después va al cuarto húmedo hasta que se vaya a trabajar. Se le da la forma a mano, luego se deja en los tramos para que se seque.
Se le da el terminado y pasa al horno. Hay dos tipos de horno: eléctrico y de gas. El eléctrico es más preciso, confiable: al otro le llaman “horno sorpresa” pues el resultado depende de múltiples factores, y a veces se logran efectos maravillosos, pero irrepetibles.
Buena noticia para los creativos: hacen trabajos personalizados. Ha pasado en varias ocasiones con Dueños de Villas que trabajan con la diseñadora en la creación de algún adorno (un caso fue una lámpara en forma de piña, hermosa, para poner alrededor de la piscina o para colgar). Ahora también están trabajando una colección de adornos navideños y lámparas exclusivas para un hotel que está en remodelación.
Artesanía de la más alta calidad
De aquí pasamos a la tienda de exhibición Altos de Chavon Art Studios by Emilio Robba, un famoso diseñador francés que según nos cuenta Ana Pereyra, encargada de Chavón, está colaborando actualmente con Altos de Chavón y ha revolucionado con sus ideas. La responsable de esta tienda, y de los talleres de Robba es Nicole Dickson, quien amable y sonriente, muestra con orgullo las piezas. Hay jarrones, serigrafías, lámparas, candelabros, hamacas, velas, alfombras, cojines… La colección de cerámica de Emilio Robba se inspira en la naturaleza, en las flores, y Nicole dice algo hermoso: “Él busca crear en el hogar un espacio que asemeje el paraíso” (¡wao!). Ana dice que él se enamoró de los talleres de Chavón y que tomó elementos de aquí para sus creaciones. Veo incluso algunos que aunque con elementos marinos, tienen un toque oriental. Es que Robba también está presente en Japón. Pero la tienda no solo vende cosas suyas, aquí aprecian la belleza y la acogen, como han hecho con aquí hay bellezas de de otros diseñadores, como por ejemplo las velas, mayormente artesanales. Ella también le da vida a piezas de cerámica, que rellena con velas. Hay una que tiene el diseño de una flor hecha con polvo de café, imagina el aroma cuando la enciendes! “América Olivo es egresada de Chavón, y también colabora con nosotros”.
La sincronía parece dominar todos los proyectos. Mayra González, profesional que trabaja en la remodelación de las áreas nuevas del hotel, también colabora con el diseñador, trabajan en conjunto para mantener el diseño fresco, diferente. “Somos muy flexibles, hasta los clientes a veces se convierten en diseñadores”.
Ejemplo impresionante: América Olivo es la creadora del mural en cera que adorna el lobby. Círculos concéntricos algunos, en cálidos colores, con predominio de naranja, amarillo y rojo, suavizados por algo de blanco y marrón, con montones de mechas saliendo agrupadas… “Aquí tratamos de usar todo el talento local…” resalta Sarah Pelegrín, de Relaciones Públicas de Casa de Campo, a la que Altos de Chavón pertenece.
Me van a cerrar los talleres y vamos casi corriendo al de tejidos. Amable, Melvin me abre. Me encanta el lugar (lo que no significa que los invite aquí, ustedes vayan directo a las tiendas y vean el producto final). El algodón también es del país y viene como en hilos de mapo. Melvin opera el telar, con todo y “pedales” para que vea su funcionamiento. Hay tapices, cojines, individuales. Pero hay que irse. Demasiado que ver en poco tiempo.
Seguimos de tiendas: hay una especializada en tejidos, con vestiditos, batitas que han bordado mujeres de los bateyes, coquetas carteras hechas con retazos de tela, o más sobrias, con tela de saco, paños y toallas con delicados bordados o aplicaciones; una tienda de joyería donde destacan el ámbar y el larimar. Tomo la lupa que me brinda para ver fósiles encerrados en algunas de las piezas) y al igual que en la Zona Colonial, tienen un Museo del Ámbar, que cuenta un poco la historia y expone bellezas. Abran sus ojos, unan los hilos de este proyecto de comunidad en que todo está entrelazado para beneficio de unos y otros con exigencia de alta calidad, con elegancia.
Ahora, los invito a la Galería de Arte y al Centro Cultural Altos de Chavón. Yulissa nos presenta la exposición de Natalia Conde “Tierra y tiempo” y nos invita al segundo piso, donde exponen trabajos de los estudiantes de arte.
Asómese a uno de los balconcitos para mantenerse conectado con el lugar. Pasamos al Museo Arqueológico Regional. La pieza más antigua es un cemí tallado en madera de guayacán que representa la figura humana masculina sentada y tiene sobre su cabeza un plato donde se colocaba la cohoba (polvos alucinógenos…) pero hay mucho más.
Salimos y al cruzar frente a la iglesia, saludamos al padre Víctor mientras desde el interior de la capilla sale la canción “El amor es nuestro canto”, una invitación a amar, y a no dejar “que pase tu tiempo sin más”.
Hagámosle caso. Y recuerden, este tipo de paseo no es para todo el mundo…
Pieza: Hacen souvenirs personalizados en cada taller. Como el crucero Costa va a venir todos los años, se han hecho acuerdos con el taller de serigrafía, para que hagan camisetas con los nombres de los turistas. Habrá pequeñas tiendas para que se lleven artesanía local.